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Controversia profesional: la importancia de la regulación ante prácticas no autorizadas en procedimientos estéticos

Introducción

La reciente noticia del fallecimiento de Alice Webb, madre de cinco hijos, tras someterse a un procedimiento de Brazilian Butt Lift (BBL) con inyección líquida, ha reabierto el debate sobre los estándares de seguridad y la regulación de las prácticas estéticas en el Reino Unido y Europa. El caso adquiere mayor gravedad ante el hecho de que Jordan James Parke, esteticista arrestado bajo sospecha de homicidio involuntario, sigue comercializando inyectables para la pérdida de peso de manera online mientras se encuentra en libertad bajo fianza. Este suceso plantea cuestiones críticas para los profesionales del sector estético avanzado en cuanto a legalidad, protocolos de actuación y responsabilidad ética en clínicas y centros privados.

Novedad o Tratamiento

El procedimiento implicado, conocido como Brazilian Butt Lift o BBL, consiste tradicionalmente en una liposucción asistida por aparatología (por ejemplo, VASER® Lipo o BodyTite™), seguida de la reinyección de grasa autóloga en la zona glútea. Sin embargo, en este caso se utilizó una variante ilegal y de alto riesgo: la inyección de una sustancia líquida no especificada, presumiblemente rellenos sintéticos o aceites, en lugar de grasa autóloga. Este método, prohibido en la mayoría de países europeos y en Reino Unido fuera del ámbito médico, carece de aprobación sanitaria y está asociado a un elevado índice de complicaciones.

Características Técnicas

A diferencia del BBL tradicional, que requiere quirófano, anestesia local o general y aparatología avanzada para la extracción y purificación de la grasa (centrífugas, filtros de grasa tipo Puregraft®), la variante ilegal recurre a la inyección directa de sustancias como silicona líquida, aceites minerales o rellenos industriales. Estas técnicas no cuentan con dispositivos médicos homologados ni seguimiento de estándares de seguridad. Además, la administración de inyectables para pérdida de peso, como la semaglutida (marca Ozempic® y Wegovy®) o la liraglutida (Saxenda®), debe estar sujeta a prescripción y supervisión médica, y su distribución por personal no sanitario constituye un acto ilegal.

Innovaciones respecto a modelos anteriores

En los últimos años, el BBL tradicional ha evolucionado hacia técnicas menos invasivas con sistemas de lipoescultura asistida por láser (SmartLipo®), radiofrecuencia (BodyTite™) o ultrasonido (VASER®), que mejoran la integridad de los adipocitos y reducen el daño tisular. En cuanto a los inyectables de pérdida de peso, la tendencia es la personalización de protocolos bajo control endocrinológico, con monitorización de parámetros metabólicos y soporte nutricional. Estas innovaciones contrastan con las prácticas irregulares y el uso de sustancias no homologadas, que incrementan exponencialmente los riesgos.

Evidencia y Estudios recientes

El estudio de Cárdenas-Camarena et al. (2018) publicado en «Aesthetic Surgery Journal» analizó la mortalidad asociada al BBL, identificando una tasa de 1 caso por cada 3.000 procedimientos, principalmente por embolismo graso cuando la técnica no se ejecuta correctamente. Por otro lado, la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS) ha reiterado en sus guías de 2022 que la inyección de cualquier material no autólogo en la región glútea está contraindicada fuera de protocolos médicos estrictos y entornos hospitalarios certificados.

Ventajas y Limitaciones

Las técnicas legalmente aceptadas de gluteoplastia autóloga ofrecen resultados naturales y duraderos, aunque requieren recursos quirúrgicos y personal médico cualificado. Sus principales limitaciones son el tiempo de recuperación y el coste (entre 3.000 y 7.000 € por intervención en España). Por el contrario, las alternativas ilícitas, aunque de menor coste inicial y rápida aplicación, presentan altísimo riesgo de necrosis, embolismo, infecciones, y complicaciones fatales, sin garantías de calidad ni trazabilidad del material infiltrado.

Opinión de Expertos

Sociedades como la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética) y la AECEP (Asociación Española de Cirugía Estética Plástica) insisten en la necesidad de endurecer la regulación sobre la administración de procedimientos invasivos y fármacos inyectables, restringiendo su uso a médicos y prohibiendo la venta online por personal no sanitario. La Dra. Marta García, experta en medicina estética avanzada, subraya: «La proliferación de prácticas no reguladas es un riesgo inaceptable para la seguridad de los pacientes y el prestigio del sector profesional».

Aplicaciones prácticas en centros y clínicas de estética y medicina estética

Los responsables de clínicas y centros de estética deben revisar y actualizar sus protocolos conforme a la normativa vigente, asegurando que todo procedimiento inyectable (tanto remodelación corporal como tratamientos farmacológicos) se realice bajo prescripción médica y con productos certificados. Es imprescindible la formación continua del personal, la comprobación de la trazabilidad de materiales (rellenos, principios activos, aparatología) y el estricto cumplimiento de la Ley 44/2003 de ordenación de las profesiones sanitarias. La inversión en tecnologías seguras y homologadas (Coolsculpting®, EmSculpt®, Accent Prime®) y la transparencia informativa con el paciente son esenciales para salvaguardar la reputación y viabilidad del centro.

Conclusiones

El caso Alice Webb pone de manifiesto la urgencia de reforzar las barreras regulatorias y deontológicas en el sector de la estética avanzada, especialmente en lo relativo a procedimientos invasivos y comercialización de fármacos online. Solo la formación especializada, el cumplimiento normativo y el uso de tecnologías y productos autorizados garantizarán la seguridad del paciente y el desarrollo sostenible del sector profesional. La vigilancia activa y la denuncia de prácticas ilegales deben ser responsabilidad compartida por todos los agentes implicados en la medicina estética.

(Fuente: aestheticmed.co.uk)