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Cosmecéutica

Nuevo estudio asocia el uso de cosméticos con el acné: riesgos de ingredientes comedogénicos

Introducción

La relación entre el uso habitual de productos cosméticos y la aparición o agravamiento del acné es una preocupación creciente en el sector de la estética avanzada y la medicina estética. Un reciente estudio ha arrojado luz sobre la implicación de determinados ingredientes comedogénicos presentes en hidratantes, limpiadores faciales y polvos, lo que plantea nuevos retos para los profesionales que buscan ofrecer tratamientos seguros y eficaces para pieles propensas al acné. Este artículo analiza en profundidad los hallazgos más recientes y sus implicaciones para clínicas médico-estéticas y centros de estética.

Novedad o Tratamiento

El estudio más reciente en dermatología estética, publicado en 2023, ha identificado una correlación significativa entre el uso de cosméticos que contienen ingredientes comedogénicos y el desarrollo de lesiones acneicas, especialmente en usuarios jóvenes y adultos con predisposición. Estos hallazgos subrayan la necesidad de revisar los protocolos de recomendación de productos para el cuidado facial, así como la importancia de la formación continua de los profesionales en la composición y formulación de cosméticos.

Características Técnicas

Los cosméticos implicados incluyen principalmente hidratantes faciales, limpiadores (de base cremosa y espumosa) y polvos compactos o sueltos. Entre los ingredientes identificados como altamente comedogénicos destacan los aceites minerales (parafina líquida, petrolatum), ciertos ácidos grasos (oleico, laúrico), lanolina, isopropyl myristate, butyl stearate, y siliconas como dimethicone y cyclopentasiloxane, aunque estas últimas suelen presentar menor comedogenicidad en concentraciones bajas.

La evaluación comedogénica de un ingrediente se realiza tradicionalmente mediante el método de la oreja de conejo o modelos in vitro de sebocitos humanos. En la práctica clínica, la escala de comedogenicidad (0-5) permite identificar los activos más problemáticos.

Innovaciones respecto a modelos anteriores

Respecto a las formulaciones antiguas, la industria cosmética ha avanzado significativamente en la reducción de ingredientes comedogénicos, implementando alternativas como emolientes no oclusivos (caprylic/capric triglyceride, squalane vegetal), siliconas volátiles de bajo peso molecular y humectantes ligeros (glicerina, ácido hialurónico de bajo peso molecular). Además, la tendencia actual es el desarrollo de productos oil-free, no comedogénicos y testados dermatológicamente, lo que facilita su uso seguro en protocolos de estética avanzada.

Evidencia y Estudios recientes

El estudio de Chen et al. (2023) publicado en el *Journal of Cosmetic Dermatology* realizó un análisis transversal en 1.200 pacientes entre 18 y 35 años, demostrando que el uso diario de productos con alta comedogenicidad se asoció con un aumento del 35% en la incidencia de lesiones acneiformes. Además, se constató que la omisión de la retirada nocturna de maquillaje incrementa aún más este riesgo.

Una revisión sistemática previa, publicada por Draelos en 2021, ya advertía sobre la necesidad de una regulación más estricta en el etiquetado de productos “no comedogénicos”, dado que la evidencia clínica aún es limitada y depende de la susceptibilidad individual.

Ventajas y Limitaciones

La ventaja principal de los nuevos enfoques en formulación es la posibilidad de ofrecer productos seguros y adaptados a pieles sensibles o con tendencia acneica, optimizando los resultados de tratamientos como limpiezas faciales profundas, peelings químicos y terapias láser. Sin embargo, persisten limitaciones, como la falta de homogeneidad en la clasificación de ingredientes y la variabilidad individual de la respuesta cutánea a activos supuestamente “seguros”.

Por otro lado, los productos de marcas líderes como La Roche-Posay, Bioderma, Neutrogena o Sesderma han avanzado en la transparencia del etiquetado y la realización de estudios clínicos in-house sobre comedogenicidad, aunque los precios de sus líneas específicas pueden oscilar entre 20 y 40 euros por producto, lo que implica una inversión relevante para centros y clínicas.

Opinión de Expertos

Expertos como la Dra. María Sánchez, dermatóloga y asesora técnica de la Asociación Española de Dermatología Estética, recomiendan a los profesionales de la estética avanzada una revisión exhaustiva de los INCI (listado de ingredientes) y una formación constante en nuevos activos. “No basta con que un producto sea oil-free; es fundamental conocer la interacción de todos sus componentes y su posible efecto sinérgico en la obstrucción folicular”, señala.

Aplicaciones prácticas en centros y clínicas de estética y medicina estética

Para clínicas y centros de estética, la actualización continua en el conocimiento de ingredientes y la personalización del asesoramiento cosmético son claves. Se recomienda:

– Protocolos de diagnóstico cutáneo digital para identificar pieles con tendencia acneica.
– Uso exclusivo de líneas testadas dermatológicamente como Effaclar (La Roche-Posay), Sébium (Bioderma) o Biretix (Cantabria Labs) en cabina y venta al cliente.
– Formación interna sobre escalas de comedogenicidad y actualización en listas de ingredientes de riesgo.
– Implementación de rutinas de doble limpieza y desmaquillado obligatorio en tratamientos faciales.
– Promoción de productos oil-free y no comedogénicos en la venta cruzada y packs post-tratamiento.

Conclusiones

La evidencia científica reciente refuerza la importancia de una selección rigurosa de productos cosméticos en el entorno profesional de la estética avanzada, priorizando formulaciones no comedogénicas y una atención personalizada a cada tipo de piel. La formación técnica, la actualización en tendencias y el conocimiento profundo de los ingredientes se perfilan como elementos esenciales para optimizar los resultados y minimizar los riesgos asociados al acné cosmético.

(Fuente: www.dermatologytimes.com)