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A veces, el dermatólogo también debe ejercer como psicólogo en la consulta estética

Introducción

En el ámbito de la medicina estética avanzada y la dermatología clínica, se está observando un creciente reconocimiento de la influencia de los factores psicológicos en la percepción y satisfacción de los tratamientos estéticos. El profesional de la estética no solo se enfrenta a la mejora de parámetros cutáneos y resultados visibles, sino que, cada vez más, debe abordar aspectos emocionales y expectativas subjetivas que pueden condicionar el éxito del tratamiento y la fidelización del paciente. Esta dimensión psicoemocional se ha convertido en una variable crítica en la gestión diaria de clínicas médico-estéticas y centros especializados, exigiendo una actualización constante de competencias y habilidades interpersonales.

Novedad o Tratamiento

El fenómeno conocido como “psicodermatología” ha cobrado especial relevancia en los últimos años, especialmente en consultas donde la frontera entre salud cutánea y bienestar psicológico se difumina. La psicodermatología integra la evaluación de factores emocionales, como la ansiedad o la dismorfofobia corporal, en el diagnóstico y tratamiento de pacientes que buscan procedimientos estéticos. En entornos avanzados, se han desarrollado protocolos de cribado psicológico previo a tratamientos de alto impacto emocional, como la toxina botulínica (Botox®), los rellenos dérmicos de ácido hialurónico, la radiofrecuencia fraccionada y el láser resurfacing.

Características Técnicas

Los equipos y protocolos de estética avanzada, como la radiofrecuencia multipolar (ej. Venus Versa™), los sistemas de microagujas con radiofrecuencia (ej. Morpheus8®) o la luz pulsada intensa (IPL, ej. Lumenis M22™), han evolucionado en precisión, seguridad y adaptabilidad a diferentes fototipos. Sin embargo, la respuesta subjetiva del paciente sigue dependiendo en gran medida de la percepción individual y del estado anímico. Por ello, los cuestionarios de calidad de vida dermatológica (DLQI), la escala de satisfacción facial (FACE-Q) y herramientas de screening para dismorfofobia están comenzando a formar parte del protocolo de acogida en centros punteros.

Innovaciones respecto a modelos anteriores

Frente a los protocolos clásicos, enfocados casi exclusivamente en la eficacia clínica del tratamiento, actualmente se integran entrevistas motivacionales breves, sesiones de counselling y formación en comunicación empática para el personal. Marcas como Allergan y Galderma han incorporado en sus formaciones para profesionales módulos específicos sobre gestión de expectativas y abordaje de pacientes “difíciles”. Además, algunos softwares de gestión clínica (ej. Clinic Cloud) permiten ahora registrar información psicoemocional relevante para trazar un historial más completo y personalizado.

Evidencia y Estudios recientes

Un estudio publicado en 2022 en la revista *Dermatology and Therapy* demostró que hasta un 30% de los pacientes que solicitan tratamientos estéticos presentan algún grado de trastorno dismórfico corporal, lo que puede influir negativamente en la satisfacción post-tratamiento y aumentar el riesgo de reclamaciones legales. Asimismo, una revisión sistemática de 2021 en *Journal of Cosmetic Dermatology* resaltó que la implementación de cribados psicológicos y la formación en habilidades comunicativas por parte del equipo asistencial se asocian a una reducción significativa de conflictos y a una mejora en la percepción global del servicio.

Ventajas y Limitaciones

La integración de la dimensión psicológica en la consulta aporta ventajas apreciables: mayor adherencia a los tratamientos, reducción de expectativas poco realistas, mejora en la fidelización y disminución de conflictos post-tratamiento. Sin embargo, supone una carga adicional de tiempo y recursos, así como la necesidad de formación específica para el equipo. No todos los centros disponen de personal con competencias en psicología clínica, y la derivación a profesionales externos puede no ser siempre viable.

Opinión de Expertos

Dra. Marta del Pozo, dermatóloga y directora médica de Clínica Dermalaser Madrid, señala: “Detectar señales de alerta psicológica antes de iniciar un tratamiento estético es fundamental. No solo optimiza los resultados, sino que protege la reputación y la seguridad jurídica del centro”. El Dr. Manuel Soria, experto en medicina estética facial, añade: “Los centros que invierten en formación emocional y herramientas de cribado psicológico tienen un índice de reclamaciones y revisiones significativamente más bajo”.

Aplicaciones prácticas en centros y clínicas de estética y medicina estética

Desde el punto de vista práctico, se recomienda incorporar cuestionarios breves de bienestar emocional en la primera visita, así como normalizar la devolución negativa en casos con expectativas inalcanzables o signos de trastorno dismórfico. Marcas como Merz Aesthetics ofrecen programas de actualización en psicodermatología para equipos multidisciplinares. El coste de implementar estos protocolos oscila entre 600 y 900 euros anuales en formación y software, pero puede traducirse en un ahorro significativo a medio plazo por reducción de incidencias y mejora de la experiencia del paciente.

Conclusiones

El abordaje integral de la estética avanzada ya no puede limitarse a la dimensión técnica y fisiológica. Los factores psicológicos son determinantes en la percepción de resultados y en la gestión de la consulta diaria. La tendencia actual en el sector apuesta por una formación holística del profesional, la integración de cribados emocionales y el refuerzo de la comunicación empática. Invertir en estas capacidades no solo mejora el índice de satisfacción y fidelización, sino que posiciona al centro como referente de calidad y seguridad en un mercado cada vez más exigente y competitivo.

(Fuente: www.dermatologytimes.com)